El proceso de retroalimentación debe ser considerado como una de las herramientas más poderosas con la que cuentan los líderes. ¿Por qué? Su importancia radica en el hecho de que influye en las habilidades blandas de las personas. En ese sentido, puede considerarse que la variable más destacada es la incidencia de la retroalimentación en la inteligencia emocional.
Y es que este poderoso instrumento nos permite blindar y fortalecer ese aspecto en nuestro personal, ayudándonos también a mantener claras las expectativas y el camino a seguir. Igualmente, la retroalimentación nos da la oportunidad de hacer correcciones a lo largo del camino, ofreciendo una trayectoria más fluida hacia la meta.
¿Cuál es la frecuencia ideal?
La retroalimentación o feedback nos otorga un universo de infinitas oportunidades y, por ende, esta herramienta debe ser entendida como un componente indispensable y permanente de la comunicación diaria entre el empleado y su líder.
Al tomar este potente elemento y hacer que forme parte habitual de la jornada laboral, incluyéndolo como una dinámica frecuente, el personal deja de experimentar la sensación de estar siendo evaluado e incluso corregido en todo momento. Y esto, puede convertirse en productividad y eficacia.
Sin embargo, como toda interacción, es necesario que la retroalimentación deba pasar por un proceso de definición que incluya:
- Idea
- Audiencia
- Mensaje
- Técnica
- Acción
- Objetivo
Todos estos instrumentos podemos aprenderlos en Comunicaciones Focalizadas de Streamline.
Streamline es una metodología, que establece la nueva forma en que nos comunicamos e interactuamos, con el fin de decir menos para lograr realmente más. También nos provee innumerables beneficios, entre los cuales se encuentra el conjunto de habilidades y mejores prácticas para mejoras inmediatas en la comunicación diaria.
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