fbpx

En las últimas décadas un tema ampliamente debatido, ha sido la diversidad y la inclusión en las empresas. La diversidad, significa la variación de distintas características como la orientación sexual, la raza, la etnia, la religión, el género, entre otros, dentro de la demografía de los empleados de una misma compañía. Sin embargo, en Latinoamérica, estos temas no son suelen ser una prioridad. Aunque se ha comprobado que tienen la capacidad de agregarle valor a una empresa.

 

De acuerdo, a lo que indica Stephanie Overby en How Diversity And Inclusion Drive Business Value (2019), las empresas en el cuartil superior para la diversidad racial y étnica, tienen un 35% más de probabilidades de tener rendimientos financieros por encima de sus medianas en la industria nacional Mientras que, las del cuartil superior para la diversidad de género, tienen un 15% más de probabilidades de ver mayores rendimientos financieros, como también lo cita McKinsey en su informe, Diversity Matters.

 

No obstante, a pesar de los avances percibidos en los años recientes, los cuales pueden constatarse por ejemplo, en el incremento en la participación laboral femenina en América Latina y el caribe, que según lo estima Bustelo asciende de 20% a 60%; el estado actual no es ideal, y por menos igual en el continente. Ya que aunque Colombia, Perú o Ecuador superan la media latinoamericana en igualdad de género, México se sitúa entre los últimos puestos de la región, ocupando el puesto número 81 en el Índice Global de Brecha de Género. Lo que rectifica que, el tema de la diversidad no puede ser resuelto de manera rápida, toma tiempo, dedicación, recursos, aprendizaje, por lo que no es un cambio drástico, sino una meta mayor de cambio hacia una cultura a la cual se debe aspirar.

 

La cultura de diversidad y las habilidades blandas: comunicación, inteligencia emocional, autoconocimiento y liderazgo.

 

A nosotros en Intelectum, nos mueve nuestra motivación y esmero por el tema; por ende, contratamos a nuestro personal, basados en sus habilidades “blandas; es decir, enfocándonos en sus habilidades sociales, de comunicación, su forma de ser, de acercamiento a los demás, entre otras; que son las que forjan a una persona, haciéndolas capaz de relacionarse y comunicarse de manera efectiva con otros. Esto, aunado a sus habilidades “duras,” que no son otras que las académicas y sus capacidades profesionales; nos dan la combinación profesional perfecta, característica de nuestros colaboradores.

 

Te invitamos a que leas: El respeto a la diversidad ¡Clave para obtener mejores resultados! y ¿Cómo ser más productivos en tiempos difíciles?.