Francisco Javier Herrera Cantero (18 de julio 20019, Dichos populares y conceptos de RRHH) cuando nos expone sus teorías de cómo saber pactar, inicia con la “Leyenda del Juez de Paz en PAZ”:
“Cuenta la leyenda que en un pueblo de Castilla había muerto el juez de paz de toda la vida. Y el concejo se reunió para elegir al nuevo juez que era tan necesario para la convivencia en el pueblo. Había tres candidatos y a todos el Concejo les planteó el mismo problema: Si tuviese que elegir donde poner el mojón entre una linde de dos terrenos colindantes de dos vecinos con intereses diferentes ¿Qué harías?
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Esta prueba de “assesment center” fue respondida de tres formas diferentes:
- El candidato más “ilustrado”, había ido un año más a la escuela, indico que haría una medición “científica” y seria está la que determinaría la ubicación del mojón.
- El segundo, que estaba todo el día en la Iglesia, indico que lo fundamental seria quien tuviese el derecho de verdad y que sería la ética quien le guiaría a la hora de decidir dónde le pone el mojón.
- El tercero, dijo que el utilizaría la medición y le guiaría la ética, pero ante todo buscaría el acuerdo entre las partes, las negociaciones entre ellos e intentaría convencerles, y acabo diciéndolo “si en el nombre lleva el objetivo, que no es otro que la paz“.
Fue elegido este tercer candidato y tuvo una larga trayectoria como juez de paz en aquel pueblo castellano, y se le llamaba el juez de paz en paz”…
Ni la ciencia ni la verdad son los únicos requisitos para conseguir el avance social, hace falta los acuerdos o los pactos sociales. En esta época de enorme complejidad nos encontramos con profesionales que no saben pactar.
Es el momento de volver a invertir en generar una cultura del pacto.
Y pactar no es perder, pero no es ganar, no es ceder, pero no es imponer, no es exigir, pero tampoco que te exijan. Es ejercitar el maravilloso esfuerzo de pensar que el disenso es un momento entre dos consensos. Consensun y disentir es un continuo en una relación humana estable.
Propiciar una cultura de pacto necesita de 4 principios y una actitud:
Empezamos por la actitud que se puede definir como positivismo, humor. Si no tenemos el convencimiento que el acuerdo es el principio del desarrollo, olvídate de querer pactar.
No se pacta sólo por ideas sino por las personas con las que se pacta. La idea es esperar lo mejor de tus congéneres y dar oportunidad a confiar en los otros, aunque ahora no confíen en ti.
Siempre que intento pactar una solución, un proyecto, una venta etc.… siempre pienso en lo que decía el escritor del S XIX.JOSE MARIA PERIDA para justificar un desacuerdo “O te falta juicio o te sobra amor”. Que no te sobren emociones ni te falten para llegar a un acuerdo y que no te falte juicio pero que tampoco te excedas en tenerlo.
El equilibrio racional/emocional es la parte básica de este humanismo positivo. Ser positivo no se expresa en un optimismo patológico sino en el sereno convencimiento que las personas pueden ser objeto de nuestra confianza.
Esta actitud necesita de 4 principios necesarios para conseguir un pacto que son:
- Objetivo común
- Ganancias comunes
- Pérdidas individuales
- Proceso guiado del pacto
1.-En primer lugar, el objetivo común, aquí está el meollo del acuerdo, no se debe discutir las ideas que aporta cada uno, sino pulir y limar el objetivo común que debe guiar el pacto. Sin objetivo común no hay pacto posible. Un objetivo común debe ser apetecible ambos pero que se visualice de diferente forma, por eso, es fundamental hablar, hablar y hablar… del objetivo común, y no de programas, de puestos, de cargos etc.
2.-Tras el objetivo común, hay que cifrar las ganancias comunes que obtenemos del pacto. Pensar en lo positivo de lo que vamos a lograr, entender que vamos a conseguir ambos para nuestro orgullo personal al conseguir el objetivo común. Y tenemos que reconocer lo que quieren ambas partes y hablando en común.
Hay dos técnicas para cifrar las ganancias comunes:
- EL PRINCIPIO “COMO SI “: si actuamos como si fuéramos una determinada persona (por ejemplo, la otra parte del pacto), te convierte en esa persona.
- EL PRINCIPIO “PICASSO”. Este artista decía :“Para saber lo que vas a pintar, tienes que empezar a dibujar”. Empezar a dibujar y pensar “como si” son dos términos para obtener un capital de ganancias comunes. Tras acordar un objetivo pensar en lo que podemos ganar es el principio para conseguir un acuerdo social.
3.-En tercer lugar, hay que ser realista cualquier acuerdo implica renuncias, por eso tenemos que hablar de pérdidas individuales. El realismo es reconocer lo que vamos a renunciar por comprar un objetivo común y tener unas ganancias comunes.
Supone adelantar nuestra frustración. Y hacer que con esta frustración tengamos tiempo de llevar a la conciencia y buscar justificaciones mentales para asumir la perdida como un elemento natural de conseguir el objetivo común. Pensar con realismo que no somos lo que decimos sino lo que hacemos. Centrando el discurso en el balance de ganancias comunes que conseguimos con las pérdidas individuales.
4.-Por último, hay que dar valor al proceso guiado del pacto, el pacto es una criatura débil que todos los días hay que mimar y focalizar sus múltiples necesidades por valores encontrados.
El proceso es crear espacios y momentos de reflexión para recordar el por qué y el para qué (fundamentalmente) del pacto.
Apreciar y dar cumplidos son dos herramientas que nos pueden hacer generar el éxito a través de las metas que se consiguen en el proceso del pacto.
No hay que suponer el valor de lo bien hecho sino reforzarlo.
En conclusión, que hay que saber pactar como acción necesaria para el crecimiento y entender que requiere que los actores del pacto sepan que hay que trabajar mucho la configuración del objetivo común, centrarse inicialmente en las ganancias comunes para poder relativizar las pérdidas individuales y guiar un proceso de evolución del pacto a través de apreciar los esfuerzos y dar cumplidos a dichos actores.
Si te dedicas a buscar consensos tienes más probabilidad de ser feliz que estar instalado en el discurso de tus razones y emociones personales. Pues ya sabes que el sí y él no depende del objetivo común y a priori encerrarnos en uno de ellos condiciona el bien común a conseguir.
Por Albertina Roche.