Para el gran triunfador, todo gira en torno a “mí“. Para el gran líder, todo gira en torno a “ellos”.
A lo largo de los años, hemos trabajado con muchos grandes líderes como educadores y entrenadores de ejecutivos. Un cliente, Juan Carlos (no es su nombre real), en particular sigue siendo uno de mis favoritos. Es el que más ha mejorado y con el que he pasado menos tiempo.
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Juan Carlos era presidente de una división con más de 50.000 empleados.
Su director general reconoció su talento y me pidió que ayudara a Juan Carlos a ampliar su función, a proporcionar más liderazgo y a crear sinergias en toda la organización. Juan Carlos involucró con entusiasmo a su equipo en este proyecto. Cada persona asumió la responsabilidad de crear una sinergia positiva con sus colegas de toda la organización. Informaron regularmente de sus esfuerzos, aprendieron de sus colegas y compartieron lo aprendido. Agradecieron las ideas y sugerencias de las personas y realizaron un seguimiento para garantizar su aplicación efectiva.
Lo que me parece interesante es que de todos los clientes a los que he entrenado, Juan Carlos es el cliente con el que menos tiempo he pasado. Esta relación inversa entre el tiempo que pasamos juntos y la mejora de él y de su equipo fue muy humilde. Al final de nuestro proyecto, le comenté a Juan Carlos esta observación:
“Creo que he pasado menos tiempo contigo y con tu equipo que con cualquier otro equipo al que haya entrenado, y sin embargo tú y tu equipo han producido los resultados más espectaculares y positivos. ¿Qué debo aprender de mi experiencia?”.
Juan Carlos pensó en mi pregunta. “Como entrenador“, dijo, “deberías darte cuenta de que el éxito con tus clientes no depende de ti. Tiene que ver con las personas que eligen trabajar contigo“. Se rió; luego continuó: “En cierto modo, yo soy igual. El éxito de mi organización no tiene que ver conmigo. Tiene que ver con las grandes personas que trabajan conmigo“. Luego de un juego de futbol, cuando nadie menciona al árbitro, es que él ha hecho un excelente trabajo. Mientras más se habla del árbitro, peor ha sido su trabajo.
Llevemos esto al área que nos ocupa: ¡eres tan bueno como lo refleja tu equipo!
Hay una gran diferencia entre los triunfadores y los líderes. Para el gran triunfador, tal vez alguien del equipo de Juan Carlos, todo se centra en “mí” y en alcanzar los objetivos individuales. Para Charlie, uno de los mejores líderes que he conocido, el liderazgo se centra en “ellos” y en su éxito. Él ejemplifica verdaderamente el proverbio tan citado que dice: “Al mejor líder, la gente no lo nota” (como al árbitro!). Cuando el trabajo del mejor líder está hecho, la gente dice: ‘Lo hemos hecho nosotros'”.
Esto no es lo que dicta la mayoría de la sabiduría convencional del liderazgo. La mayor parte de la literatura sobre el liderazgo exagera, incluso glorifica, la contribución del líder. La implicación es que todo empieza con el líder, que es el responsable de tu mejora, que te guía hacia la victoria, que sin el líder no hay navegante.
Los verdaderos grandes líderes, como Juan Carlos, reconocen lo tonto que es creer que un líder es la clave del éxito de una organización. Los mejores líderes entienden que los resultados a largo plazo son creados por todas las grandes personas que hacen el trabajo, no sólo por la persona que tiene el privilegio de … mandar.