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El año 2020 inició con una pandemia que a todos nos tomó por sorpresa. La incertidumbre era un factor común. Cada ámbito de negocio analizaba el impacto en su propia continuidad, sin saber nada de cuánto duraría y si seguirían siendo viables. Pronto sobrevino una nueva realidad. Cuarentena, personas en sus casas, la necesidad de trabajar en remoto…

Hemos pasado mucho y aquí estamos. Hoy ya es natural hablar de equipos híbridos, hemos aprendido a ser efectivos en cualquier contexto y muchas empresas se han reinventado. Terminado el 2021, nos sobreviene un nuevo interrogante: ¿cómo nos reencontramos con un estado de felicidad y qué impacto tendrá en esta nueva productividad que queremos conseguir?

Comencemos por definir que la felicidad es un estado de paz interior y plenitud en el que nos encontramos más que un objetivo que pretendemos alcanzar. La felicidad es una condición interna de satisfacción que propensa la alegría y que, si estamos pasando un mal momento, nos ayuda a estar en nuestra mejor condición para salir de él.

Un inspirador para mí en esto es Martin Seligman, que «gradúa» la felicidad en tres tipos:

  1. Vivir con placeres y disfrutarlos es el nivel
  2. Vivir aprovechando al máximo el propio talento y enfocar la vida haciendo aque- llo que disfruto
  3. Trascender mi propia vida y ponerla al servicio de algo más grande, la felicidad de una vida con

En resumen, la felicidad es subjetiva, difícil de medir, y depende en gran medida de cómo nos contamos las cosas, cómo interpretamos la realidad que nos ocurre, las expectativas que tenemos, las circunstancias de nuestro entorno, etc.

En palabras de Virginio Gallardo:

«La felicidad no es hacer lo que uno quiere, sino querer lo que uno hace. Es la motivación, la actividad dirigida a algo, el deseo de ello, su búsqueda, y no el logro o la satisfacción de los deseos, lo que produce en las personas sentimientos positivos más profundos».

 

Bien, está claro lo que es la felicidad. Ahora nos toca analizarla en el ámbito del trabajo. El punto de partida no es muy alentador. La palabra trabajo viene del latín tri (tres) pallium (palos), un yugo en el que amarraban a los esclavos para azotarlos. Guau. En este contexto, el trabajo es sudor, cansancio, dolor. Esto nos pone en una dura disyuntiva. ¿Se puede ser feliz si «sufrimos» ocho horas al día como mínimo?

En mi libro Gestión del optimismo, propongo que una vida bien vivida, una vida feliz, es aquella en la que soy capaz de integrarme. No soy una persona que trabaja y luego una que vive. Soy yo, en todos mis ámbitos. Yo, que puedo aprender a disfrutar de lo que hago y vivirlo intensamente. Mi trabajo es mi forma de actuar en el mundo, de transformar realidades, comenzando con la mía:

  • No siempre puedo elegir mi trabajo, pero siempre puedo escoger cómo lo vivo.
  • No siempre encuentro mi trabajo perfecto, pero puedo convertir mi día a día en mi opción de entrega.
  • Entender que el trabajo que tengo es mi camino para alcanzar mis objetivos y mi propia contribución al mundo.

 

En el Harvard Business Review de febrero de 2012, el artículo de tapa es muy provocador: «El valor de la felicidad. De qué manera el bienestar de los empleados genera ganancias». Un concepto muy poderoso. Una persona feliz está enfocada en lo que hace y saca mayor provecho y rendimiento de su tiempo. Esto genera beneficios para ella y para su empresa.

Un trabajador feliz es:

  • Un trabajador motivado y optimista que logra que su talento fluya continuamente, sin energía negativa que lo obstaculice.
  • Su relación con el equipo es mucho mejor, evitando las pérdidas de tiempo y rendimiento que generan los conflictos estériles. T
  • oma positivamente el cambio y es capaz de transformarse a sí mismo y ser flexible y positivo.
  • La actitud de una persona feliz es abierta y receptiva, quiere aprender y aportar.

La felicidad en el trabajo no es una moda. Las organizaciones pueden y deben promulgarla si quieren obtener beneficios sustentables en el tiempo.

Para ello, pensamos en innumerables beneficios para los colaboradores de la organización. Pero, a veces, está la frustración de que, en cuanto nos acostumbramos a esos beneficios, dejan de parecer tan atractivos y aparece la desmotivación. Por eso, lo invitamos a incidir sobre la felicidad de su equipo trabajando en cada una de las cuatro dimensiones de la felicidad individual en la organización.

 

Tabla de contenidos

Dimensiones de la felicidad en la organización

Nuestra felicidad es nuestra responsabilidad. Sin embargo, hay factores que contri- buyen a que seamos felices también cuando trabajamos. Vamos con cada una de las dimensiones y sus factores clave:

La persona

Como seres holísticos que somos, necesitamos equilibrar nuestra vida, y muchas de nuestras horas las pasamos en el trabajo. Nuestra organización puede ayudarnos teniendo en cuenta algunos factores. Veamos qué puede hacer una organización para promover la automotivación y felicidad de su gente:

  • Revisar las causales de estrés y verificar que son realmente ¿De verdad esto tiene que estar para hoy y no puede esperar a mañana? ¿Qué errores (y más estrés) podría generar la presión innecesaria sobre el tiempo?
  • Explicar el para qué de lo que se hace, ayudando a que todos tengan una perspectiva completa de la cadena de valor en la que están, de cómo va la organización y cómo contribuye con su
  • Enfocar el error como aprendizaje, fomentando el hablar de lo que puede ser mejorado sin enfoque en la
  • Conversar acerca del trabajo, preguntar qué se puede hacer para ayudarle a sentirse bien, qué cosas enriquecerían su tarea o le darían
  • Crear canales de comunicación que permitan a cada persona expresar sus inquietudes y hacer

 

El jefe

Muchas personas cambian de trabajo por su jefe. Pero, a veces, ese mismo jefe no sabe cómo lidiar con las presiones que tiene ni con las personas a su cargo ni contribuir a la felicidad de su equipo. ¿Qué podría hacer?

  • Implicar a su equipo, consultarlos, pedirle opiniones, escucharlos con atención. Mostrarse necesitado de apoyo en algunos Atreverse a sentirse vulnera- ble y a dejarse ayudar.
  • Compartir con su equipo las cosas que lo tienen mal o Explicarles el porqué de una cara preocupada o de la falta de tiempo en algún momento.
  • Pedir retroalimentación a su equipo y escucharlos
  • Realizar tormentas de ideas y otras reuniones en las que participen desde el co- mienzo de un
  • Comunicar inmediatamente cuando usted ha estado en una reunión de directo- rio o cuando hay algún tema importante que puede generar
  • Inscribirse periódicamente en programas de liderazgo, comunicación o mento- ring. Actualizar permanentemente sus habilidades como líder.
  • Realizar reuniones semestrales con el equipo para hablar de «cómo vamos», pedir a cada uno que cuente cómo está, cuál es su proyecto personal, cómo el equipo puede

El equipo

Las buenas relaciones con los compañeros de trabajo es clave en la felicidad. Son las personas con las que pasamos mucho tiempo por lo que un clima armónico contribuye a nuestro bienestar. Hay quienes piensan que al trabajo no se va a hacer amigos e incluso hay organizaciones que miran con recelo las muestras de amistad. Coca Cola hizo un muy buen informe sobre felicidad en el trabajo donde destaca lo siguiente:

«Los empleados que se declaraban muy felices, se sentían en un 74.2 % reconocidos en su trabajo por sus jefes y en un 81.4 % reconocidos en su trabajo por sus com- pañeros, frente a los que se declaraban poco felices, que, respectivamente, solo se sentían en su trabajo reconocidos por sus jefes y compañeros en un 52.8 % y en un 54.8%».

  • Construyamos un acuerdo de relación entre los compañeros de equipo y fijemos las reglas de Incluyamos incluso cosas obvias, como el saludo al llegar o el no hablar de un compañero a sus espaldas.
  • Realicemos reuniones de celebración entre compañeros de Revisemos los logros del mes, el cumplimiento de objetivos importantes y también festejemos acontecimientos personales, compartiendo un momento agradable, como los cumpleaños, nacimientos en su familia o hitos especiales en su proyecto de vida.
  • Al menos una vez al año, realicemos un taller de construcción de equipo o team building. Aprovechemos para escucharnos, comunicarnos y transferir al día a día las situaciones propuestas en las
  • Si hay un conflicto entre miembros del equipo, dediquemos un espacio a gestionarlo positivamente.
  • Aclaremos expectativas en cada proyecto, indicando qué esperamos de cada persona del equipo, quién es su proveedor interno y su cliente externo y cómo el trabajo puede fluir con más

Cultura y políticas de personas

El último de los factores clave para la felicidad en el trabajo es la cultura de la organización. Es quizás el factor más difícil de abordar, dado que es la suma de múltiples aspectos. Para nosotros, las políticas generadas desde el área de personas son las que deben ser analizadas.

  • Revisar los mensajes y comunicaciones en cada una de las etapas por las que transita una persona en la organización: desde la selección e incorporación has- ta incluso una desvinculación. Todos están pendientes de cómo se trata a cada uno, de las muestras de respeto y consideración, de la información que les proveen incluso después de una entrevista de
  • El ámbito de trabajo es muy Siempre digo que, si queremos ver cuán comprometido está un equipo con su organización, vayamos a ver el baño de empleados. Los detalles en el ambiente de las personas, el tratar al cliente interno como se trata al externo hace toda la diferencia.
  • Revisar el nivel de autonomía que se da a los En empresas don- de hay un alto nivel de control, aún en microaspectos, la sensación de bienestar disminuye considerablemente.
  • Clarificar el plan de carrera y los criterios por los que se evalúa a una persona y por los que puede ir creciendo en la empresa.
  • Contar con los canales de comunicación adecuados y sistemáticos, compartiendo todo aquello que sea relevante. Que la gente se entere de lo que pasa en su empresa por terceros disminuye la pertenencia y con ello la felicidad en el trabajo.
  • Ser una empresa socialmente responsable y generar acciones en conjunto con los colaboradores para impactar positivamente en el entorno.

 

La felicidad en el trabajo es posible.

En este mundo empresarial lleno de retos difíciles, mirar hacia dentro y enfocarse en la felicidad de las personas nos hará mucho más competitivos. El trabajo más productivo surge de una persona feliz.

Y una persona es feliz cuando tiene un propósito, cuando puede desplegar su talento y convertirlo en pasión, cuando es respetada y respeta, cuando siente el reconocimiento por sus logros y puede contribuir al logro de los demás. Que nuestra empresa sea terreno fértil para que nuestra gente sea feliz es la mayor de nuestras contribuciones a un mundo que lo necesita.

Por Marita Abraham.