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Procrastinar es aplazar las tareas importantes por otras tareas irrelevantes pero que resultan más gratificantes. Según Tim Urban, experto en procrastinación, el cerebro de los procrastinadores y no procrastinadores es muy diferente:

  • Los no procrastinadores funcionan a través del diseño, implantación y seguimiento de un Plan, el cual revisan cada cierto tiempo, y es el que los lleva a alcanzar las metas y resultados.
  • Los procrastinadores son manejados por un proceso llamado “la gratificación inmediata”, que toma el timón de sus vidas, postergando todos aquellos asuntos que no lleven directamente a las cosas fáciles y divertidas. No importa el pasado ni el futuro, ni la toma de decisiones oportuna.

 

Tabla de contenidos

Vivimos en una época de “grandes decisiones”.

Esto suena bien si eres un animal, o vives en la era primitiva, sin grandes preocupaciones. El problema es que vivimos en una época de “grandes decisiones”, con planes, proyectos, panorámicas completas y asuntos con sentido, duros y difíciles.

 

El procrastinador rápidamente evade su realidad.

Y se refugia en una especie de “zona de juego oscura”, donde se divierte, juega y juega. Pero con ansiedad y culpa…

El pase de nuevo al área de la vida real se da, cuando tiene fe has límite de entrega o un desastre inminente se aproxima a su vida, por haber postergado. Allí entonces se instala el terror de no poder terminar a tiempo los compromisos, y la actividad deja de tener control y enfoque.

 

La Procrastinación está compuesta por 3 elementos:

  • La gratificación inmediata
  • Las decisiones a tomar
  • La toma de conciencia de los “deadlines” o fechas límite, aunada a la frustración que viene asociada con ella.

 

Existen, por tanto, dos tipos de procrastinadores:

  1. Los que manejan las fechas límite de entrega: cuando las tiene “encima” puede reaccionar, decide activarse y cumplir.
  2. Los que no tienen fechas límite de entrega: la alarma nunca se activa, y deja de decidir y manejar tanto las cosas sencillas, como las importantes. Pierde el dominio de su propio destino. Y compromisos con la familia, la pareja, y el trabajo son aplazados indefinidamente: La vida en “espera”.

Los procrastinadores a largo plazo ni siquiera es que no logran hacer realidad sus sueños, es que ni empezaron a perseguirlos…

 

Todo el mundo es procrastinador en menor o mayor medida.

La idea es poder detectar en que momento nos estamos instalando en la “zona de juego oscura“, y si tenemos las herramientas para salir de allí.  Las veces que necesitemos y deseemos hacerlo.

Por eso es que hay que trabajar muy duro en el dilema entre la gratificación inmediata vs. nuestras verdaderas metas y logros.

 

Redefine la forma de gerenciar tu vida y tu trabajo.

Y aquí es donde es necesario disponer de una metodología que te permita estar siempre en control y enfoque de tus asuntos: GTD® o Getting Things Done® es esa metodología personal de productividad que redefine la forma de gerenciar tu vida y tu trabajo.

  • Tiene una visión holística del ser humano, por lo que integra todas las facetas de la persona: pareja, hijos, familia, amigos, profesión y trabajo.
  • Su finalidad es conseguir más resultados con menos esfuerzo, es decir una mayor productividad.
  • Todos los asuntos que conforman la vida de la persona, se clarifican y traducen en términos de resultados esperados y próximas acciones. Y se ubican en el calendario, o en una aplicación donde se visualiza todo el conjunto de compromisos y prioridades a atender y cumplir.
  • Este sistema a la vez que te permite comprender cómo se está moviendo tu vida, te orienta acerca de las decisiones a tomar para poder estar en control. Con ello se evita que aparezcan sorpresas, imposiciones y emergencias que te “exploten en la cara”. Y si aparecen, estarás preparado para afrontarlas con decisión y con altas probabilidades de éxito.
  • Otro elemento esencial de esta metodología es conocer paso a paso hacia donde te diriges, poder observar tu vida “en perspectiva”. Y si hay algo que no te gusta, poder cambiarlo, y re direccionar el rumbo de tu vida
  • Y, por último, y no menos importante, son los intangibles como la satisfacción de la tarea finalizada y bien hecha. Y el tener un propósito en la vida, estando motivado a cumplirlo.

¿Y no es para eso para lo que vinimos a esta vida?

 

Por Albertina Roche.